Una de las leyendas más importantes de nuestro
territorio colombiano, más específicamente de Cundinamarca, es Bochica. Una
leyenda maravillosa que pone en evidencia la cultura de los Chibchas y sus
creencias, su respeto por la naturaleza y su deseo de darle una explicación al
origen de un lugar tan maravilloso como lo es el Salto del Tequendama. Disfruta
de esta bella leyenda.
BOCHICA
La historia de esta leyenda,
cuenta que en época de los Chibchas, durante días y noches llovió tanto que se
arruinaron los cultivos; las casas se vinieron al suelo, y se mojaron tanto que
lo mismo servía tener techo de palma o no.
El Zipa, quien comandaba todo el
imperio Chibcha, y los caciques, que eran como los capitanes o gobernadores de
los poblados de la sabana, se reunieron para buscar una solución, pues no
sabían qué hacer y el agua seguía cayendo del cielo en torrentes. Se acordaron
entonces de Bochica, un anciano que no era de su tribu y quien había aparecido
de repente en un cerro de la sabana.
Dicen que era alto y de piel
colorada, con ojos claros, barba blanca y muy larga que le llegaba hasta la
cintura. Vestía una túnica también larga, sandalias, y usaba un bastón para
apoyarse. Él les había enseñado a sembrar y cultivar en las tierras bajas que
quedaban próximas a la sabana y a orar. Cuando se iniciaron las lluvias,
Bochica estaba visitando el poblado de Sugamuxi (hoy Sogamoso), en donde había
un templo dedicado al Sol.
Los chibchas decidieron llamarlo,
porque pensaron que Bochica era un hombre bueno que podría ayudarlos, o todo el
imperio se acabaría a causa de la gigantesca inundación. El anciano dialogó con
dificultad con los caciques, pues no dominaba su lengua, pero se hacía entender
y le comprendían bastante. Se retiró a un rincón del bohío que tenía por habitación,
rezó a su dios, que decía era uno solo. Luego salió y señaló hacia el
suroccidente de la sabana.
Cuentan además, que cientos de
indios organizaron una especie de peregrinación con él. Se detuvieron después
de varios días en el sitio exacto en donde la sabana terminaba, pero las aguas
se agolpaban furiosas ante un cerco de rocas. Los árboles enormes y la
vegetación selvática frenaban la furia del agua.
Bochica, con su bastón, miró al
cielo y tocó con el palo las imponentes rocas. Ante la sorpresa y admiración de
unos y la incredulidad de todos, las rocas se abrieron como si fueran de
harina. El agua se volcó por las paredes, formando un hermoso salto de
abundante espuma, con rugidos bestiales y dando origen a una catarata de más de
150 metros de altura. La sabana, poco a poco, volvió a su estado normal. Y allí
quedó el "Salto del Tequendama". Dicen que Bochica, tiempo después,
desapareció silenciosamente como había venido.
Tomado de: http://www.culturarecreacionydeporte.gov.co/es/bogotanitos/cuenta-la-leyenda/leyenda-de-bochica
No hay comentarios:
Publicar un comentario