Esta es una de las leyendas más importantes de Cundinamarca, pues es la explicación
que los Chibchas le dieron al origen del ser humano y su reproducción. De igual
manera, la importancia y el respeto que esta tribu le daba a la naturaleza es
evidente, pues la conexión entre el hombre y la tierra era uno de los elementos
indispensables a la hora de dar explicación a un fenómeno natural o al origen de lugares o personas. Disfruta la historia.
Esta leyenda cuenta que hace muchos años, cuando aún no había hombres, casi toda la tierra estaba bajo las aguas, inclusive el territorio de la región de la actual Tunja. Allí habitaban los indios Chibchas o Muiscas. Al norte de esta región, había grandes lagos: el Tijacá y el Hunza. En medio de estos y en lo alto de la montaña, se ubicaba la bella Laguna de Iguaque. Esta zona era consideraba sagrada.
Cuenta
esta hermosa historia que los Chibchas creían que, antes del nacimiento del
primer hombre, de las aguas de alguna de las lagunas sagradas nació una bella
mujer que se hacía llamar Bachué. Junto a ella, de su mano, caminaba también un
angelical niño de unos tres años de edad.
Bachué
se dedicó a buscar un lugar seguro, donde pudiera vivir tranquila. Entonces
pensó que lo mejor era bajar de la montaña hacia el valle, en donde se
encuentra el pueblo de Iguaque, pues el clima era menos frío. Al llegar al
sitio escogido, Bachué construyó una casa para vivir con el niño, tiempo
después, el niño se hizo hombre y entonces se casó con Bachué.
Este
matrimonio les permitió que poco a poco la tierra se fuera poblando de
personas, pues cada vez iban de un lugar a otro, fundando territorios y dejando
hijos en cada uno de estos sitios. Dicen que en cada parto, Bachué tenía entre
cuatro y seis bebés.
Después
de muchos años, cuando Bachué y su esposo ya eran ancianos, vieron que había
mucha gente en muchos lugares, entonces tomaron la decisión de volver al sitio
de donde salieron por primera vez. La pareja, tomada de las manos emprendió el
camino hacia Iguaque, y el pueblo, entristecido por su partida, iba detrás.
Al
llegar a la laguna, Bachué habló a sus hijos dándoles un mensaje para que
mantuvieran la paz y el equilibrio entre ellos y la naturaleza. En medio de las
lágrimas se despidió, tomó de nuevo la mano de su esposo y caminó con él hacia
la orilla de la laguna. Con sólo pisar el agua, Bachué y su marido, se
convirtieron en dos inmensas serpientes, se sumergieron en la laguna y
desaparecieron.
Se
decía que Bachué a veces se presentaba ante los indios que la invocaban para
pedirle auxilio y para agradecerle los favores que habían recibido de ella.
Tomado de: http://www.culturarecreacionydeporte.gov.co/es/bogotanitos/cuenta-la-leyenda/bachue-y-el-origen-del-hombre
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